Este viernes se confirmó el fallecimiento de Carlos Fonseca, icónico gestor del rock chileno, quien fue pieza clave en la propulsión de la carrera de Los Prisioneros durante los años 80 y principios de los 90. A pesar de actuar mayoritariamente fuera del foco público, su esencial aporte al acervo musical de la nación es incontestable.
Fonseca, quien nació en Lima en 1961 y vivió parte de su juventud en el tumultuoso Buenos Aires de los años 70, fue una figura que, aunque discreta, dejó una huella indeleble en la escena musical. Su amor por la música lo llevó a asistir a eventos icónicos, como el debut de Serú Girán y el regreso de Almendra, y más tarde, a convertirse en un pilar en el negocio de la música.
Con un diagnóstico reciente de un agresivo cáncer renal, Fonseca había pausado su trabajo regular en la administración de parte del catálogo de Los Prisioneros y otros artistas en agosto pasado. Su fallecimiento ocurrió mientras se hallaba en la preparación de un último proyecto: la reedición del disco “En las Raras tocatas nuevas” de la Radio Rock&Pop, el cual se anticipa será lanzado en las semanas venideras.
Carlos Fonseca: De Fusión a Ana Tijoux
En 1981, Fonseca inauguró la disquería Fusión en la galería Drugstore de Providencia, un espacio que no solo vendía discos, sino que también se convirtió en un punto de encuentro para los amantes de la música y donde Los Prisioneros tuvieron sus primeros destellos de promoción.
Su gestión y habilidades en la industria musical ayudaron a impulsar las carreras de numerosos artistas del emergente pop chileno, como La Ley, Nadie y Emociones Clandestinas, y a mitad de la década de los 90, asumió un rol fundamental en la filial chilena de EMI.
Su trabajo trascendió décadas y géneros, contribuyendo en las carreras de artistas como Ana Tijoux y Teleradio Donoso, y liderando proyectos relacionados con el catálogo de Los Prisioneros, tales como reediciones de álbumes icónicos. A través de su meticulosa y mesurada labor, Fonseca se cimentó como una figura primordial en la formación del trabajo de management en la música chilena.
A pesar de su partida, el legado de Carlos Fonseca perdura, y será recordado no solo como un titán en la industria de la música, sino también como un entusiasta y amante de la expresión artística que ayudó a dar forma al paisaje sonoro de una era.